Bodas de Sangre significó para mí un regreso al teatro, ya
que una vez culminado los estudios terminé alejándome y dejándome llevar por
otros trabajos que nada tenían que ver con lo artístico, así que este montaje
fue mi retorno y mi salvación, en lo que artísticamente se refiere.
Aquí me reencontré no solo con una de mis pasiones, el teatro,
sino que además fue de la mano con una de mis maestras y actrices admiradas, la
primera actriz Flor Núñez, que ya había formado un equipo cuando llegué a este
montaje, y me uní a su nuevo proyecto, la obra “Bodas de sangre” del dramaturgo
y poeta español Federico García Lorca.
Mi personaje, la Luna, símbolo permanente en las letras
insignes de Lorca. Un proceso de montaje que dirigió José Jesús González, y del
que realicé mi primera asistencia de dirección. Un grupo de actores de los
cuales guardo en mi caja favorita de vida en el teatro, con los que disfruté
tanto de los ensayos como de cada función que tuvimos en el Hatillo, en
Carrizal, en Maracay y en Caracas.
Comentarios
Publicar un comentario